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San Rafael Jueves, 9 de Abril de 2020

Coronavirus en el mundo: Una sanrafaelina en París cuenta cómo se vive allí la situación 

Seguimos recorriendo el mundo en forma virtual, conociendo historias de sanrafaelinos que atraviesan esta pandemia en diferentes sitios que eligieron para vivir. Hoy Anabel Sousa desde París, Francia. 

Jueves, 9 de Abril de 2020
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09/04/2020

La pandemia del Coronavirus tiene en vilo al mundo y genera cada vez más preocupación, en Argentina cada día aumentan los casos positivos y las muertes, tal como ha ocurrido en otros países. En algunos de ellos hay sanrafaelinos que decidieron partir de su terruño para encontrar nuevas oportunidades en otros puntos del planeta.

Hoy al igual que nosotros, viven en un estado de aislamiento encerrados en sus casas y evitando que el virus los afecte. Dialogamos con una sanrafaelina en París, para conocer cómo se encuentra la situación allí en la palabra de una coterránea, Anabel Sousa.

¿Cuánto tiempo hace que vivís en París? 

Me vine en el 2008, hace casi 12 años que vivo acá, por circunstancias de la vida me quedé y trabajo en tecnología en relación con los supermercados.

¿Cómo sigue tu trabajo ahora en cuarentena? 

Ese trabajo ahora lo estoy llevando desde casa, dirijo un equipo de vendedores por teléfono y un equipo que acompaña a utilizar mejor la plataforma que permite que la gente realice sus compras online. Mi ritmo de trabajo no ha cambiado, es más se ha acelerado.

¿Cómo comenzaron las primeras medidas allá, fueron estrictas desde el principio o con el correr de los días se endurecieron?

Las primeras noticias del virus que recibimos aquí, provenían de China en enero y había en ese momento una cierta desconfianza con los turistas chinos que llegaban aquí, pero nada más. Luego los primeros casos se dieron en la montaña, porque como era invierno, la gente iba a esquiar y ahí se produjeron los primeros contagios.

Pensábamos al principio que eran casos aislados y que sólo lo padecía la gente que venía de afuera. Después comenzaron los contagios en la región Este y a partir de ese momento se empezó a hacer más serio y más grave.  

Yo en febrero me fui de vacaciones y fue ahí donde todo se aceleró, comenzamos a escuchar cada vez más y más casos en Italia y ahí nos asustamos y no entendíamos porque con los casos que ocurrían en Italia en Francia no se tomaran medidas.

Cuando regresé de las vacaciones decidí confinarme sola y no volver a trabajar, avisé en la empresa que me quedaría en casa por precaución porque no sabía si en el avión me había contagiado.

En ese momento se realizaron elecciones municipales, fue una mala decisión y se podría haber evitado porque se produjeron muchos contagios, pero es fácil decirlo hoy en ese momento nadie tomaba las medidas y la amplitud de lo que podía pasar. Lo veíamos muy lejano, sumado a que el sistema de salud en Francia es muy bueno, estamos todos cubiertos y no tenemos que pagar nada.

Pese a eso lo que no se entendió era que había que evitar la saturación de los sistemas de salud, pero ni la gente ni el gobierno lo supo tomar en cuenta y actuar en consecuencia.

¿Conocés algún caso cercano de Coronavirus? 

El fin de semana bomberos y personal de una ambulancia entraron al edificio, nos imaginamos que era por algún enfermo porque estaban súper protegidos un despliegue de 10 a 12 personas, no se llevaron a nadie y después nos enteramos que era un vecino que había fallecido. Era un hombre de unos 50 años papá de una nena de 7 u 8 años, que siempre me cruzaba en el ascensor y realmente pese que acá las relaciones no son tan afectivas, me generó tristeza, miedo e impotencia, pensar que aunque uno crea que está en un país más organizado, para estas cosas no estamos preparados.

Hay que estar fuertes psicológicamente para que las cosas no nos lleguen, lo más importante es mantener una rutina levantarte temprano, desayunar bien, escuchar música, hacer ejercicios, estar en contacto con amigos y estar con aquellas personas que están solas, no es fácil soportar el encierro, esto no es una guerra, mis abuelos vivieron la guerra y es un cielo con bombas, no tener para comer, no estar conectados, tenemos un enemigo invisible, pero esto no es una guerra.

¿Se te cruzó en algún momento la idea de regresar a San Rafael?

No porque a pesar que tengo familia y amigos allá, acá también los tengo, y tengo un trabajo que me gusta que me hace muy bien. Volver no es una opción con virus o sin virus.

¿Cuál es el panorama que ven ustedes allá para los próximos días?

En cuanto a la economía está muy difícil, están viendo cómo salir del confinamiento, pero pensar en salir del confinamiento con 500 muertos por día no es fácil, hay menos gente que llega al hospital, pero el sistema de salud etapa muy comprometido, hay muchos médicos y enfermeros que se han contagiado, asique por el momento debemos seguir. La economía es bastante fuerte, pero se siente el retroceso que ha tenido en estos días.

Para muchos va a costar volver a reponerse, sobre todo para los comerciantes, dueños de restaurantes y demás, porque está la otra, cuando salgamos de todo esto vamos a tener ganas de salir a comprar o comer, yo creo que sí el espíritu del francés va siempre para adelante no se queja y va, por eso creo que van a ver muchas cosas que van a cambiar.  

También va a haber una relocalización de las industrias de China, se va a empezar a comprar en otros lugares y particularmente de manera local y regional, aunque eso sea a un costo mayor

Con esta situación de confinamiento tenemos que ver que estamos salvando al planeta y que todo ha cambiado con la naturaleza y quizas esto tenía que pasar para que nos diéramos cuenta que teníamos que bajar un cambio, que vivir como estábamos viviendo no se podía más. El planeta nos está dando una oportunidad para parar, pensar y volver a dar las cartas.

¿Qué aprendizaje crees que nos dejará esto?

Creo que el mensaje más importante, que escuche el otro día de un filósofo que dio una conferencia a estudiantes de economía es que esto nos muestra que estamos tan confiados de que podíamos con todo, desde la inteligencia artificial, la tecnología y todos los avances que habíamos logrado que son benéficos en muchísimos aspectos de la vida. Pero esto nos demuestra una vez más que no podemos manejarlo todo y que hay cosas que nos devuelve una imagen nuestra para que nos demos cuenta que todavía somos vulnerables y de que tenemos que tener humildad frente a las cosas que nos tocan pasar y volver a dialogar.

Esta es una oportunidad para enriquecerse espiritualmente y conectar con el otro. Lo que más extrañamos es encontrarnos, juntarnos, vernos y esto nos va a hacer darnos cuenta de lo importante que es eso y valorarlas mucho más.